“los indios entienden que la justicia no es para ellos, sino para los españoles”, frase que más tarde el vulgo recogiera en la expresión “la justicia es solo para los de ruana”.
ALTO TURMEQUÉ
Por Rodrigo Quintero S.
''La expresión “Alto Turmequé” se deriva del juego del tejo, donde así llaman el proyectil que se lanza. Cuando algo es de alto turmequé, significa que es de gran dificultad e importancia y la persona que es igualmente de alto turmequé es porque ha logrado conquistar esa dificultad, o porque es experta en resolver problemas difíciles, o porque es de muy alta dignidad y alcurnia.''
El personaje más relevante y recordado de Turmequé es el cacique Don Diego de Torres, quien sin recurrir a las armas ni a actos violentos, defendió con firmeza y energía a los indígenas de los abusos de los representantes de la Corona Española; la vida de este ilustre caballero mestizo fue una trágica epopeya, porque antes de lograr su objetivo de presentarse ante el rey a denunciar y reclamar por las injusticias de que eran objetos los nativos, tuvo que enfrentar enormes retos, sufrimientos y dificultades. Don Diego se ejercitó en la equitación y en las cacerías de leones y venados, llegando a convertirse en excelente tirador de flecha y arcabuz y en el más diestro jinete de la comarca.
Diego de Torres, Cacique de Turmequé, utilizó su memorial de agravios para exponer ante el rey de España, el problema del maltrato a la población indígena acometido por los encomenderos del reino de la Nueva Granada; en tal documento quedó descrito en castellano el exceso y el maltrato de que fueron víctimas los aborígenes, allí el discurso utilizado por el cacique, es permeado por un elemento extraño a la mentalidad hispana: la inteligencia mítica. Los escritos producidos por el Cacique de Turmequé, especialmente sus memoriales, también poseen características en las que se detecta la influencia de la memoria ancestral, particularmente derivada de la influencia de la cultura muisca. Así, la presencia de la inteligencia mítica y de la memoria ancestral, en los discursos y documentos del Cacique de Turmequé, nos lleva a una noción de escritura,cuya política, distinta de la hispana, es hacer evidente una voz que resiste al poder y denuncia abuso y humillación contra los indigenas.
Los aspectos que sobresalen en la vida de Don Diego de Torres son precisamente la defensa de los indios contra los desmanes de los encomenderos y en especial de corregidores y oidores de la Real Audiencia. Don Diego siempre estuvo en defensa de los indígenas, lo que hacia que estos le tuvieran aprecio por el respecto que el le mostraba, lo que le genero conflictos continuos con los españoles.
Don Diego de Torres fue un caudillo extraordinario de epopeya, en quien confluyeron las sangres de un conquistador y una cacica; fue un importante personaje y un noble jefe dentro de la gesta épica de los chibchas y, presenció el comienzo del fin del indígena colombiano y el principio de una nueva raza y de una nueva cultura,la mestiza. Como hijo de un compañero de Don Gonzalo Jiménez de Quesada, recibió educación de gentilhombre y descolló en justas y juegos de varas. Como figura dinástica de la corte del Zaque, hablaba el chibcha, tenía amplias extensiones de tierra, poblaciones subordinadas y caudas de indios sumisos y fue señor absoluto de Turmequé. Como indio conoció las atrocidades y las injusticias de la Colonia y como español dispuso de vías de comunicación verbal que le permitieron redactar para el Rey testimonios de implacable elocuencia sobre el genocidio en las tierras conquistadas.
Contaba Don Diego de Torres: "Los españoles les predican a los indios que no hurten porque se van al infierno, y que guarden las fiestas, pero ellos ven que los mismos que les predican les toman sus mujeres; les roban sus escasos haberes y les hacen trabajar sin remuneración alguna. En contraste con esta situación, los amos blancos hacen lo que se les plazca, maltratran, roban, matan, se rodean de mujeres esclavizadas y lo que es peor es que, los mismos jerarcas y ministros de justicia les favorecen y encubren, aunque hayan empalado y ahorcado muchos indios sin justa causa ni razón, sino para ejercitar su crueldad,su codicia y su despiadada prepotencia. Nunca vieron los indios que se llegase a castigar a un español por pecados y delitos atroces mientras que al nativo, por el hurto de una gallina, se le empalaba, es decir, se le ensartaba en un palo, como un ave en un asador, o se le azotaba en la plaza, o se le cortaba una oreja, según el humor del encomendero o alcalde".
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