03 abril, 2011

El Tribunal de la Inquisición en América Española: siglos XVI y XVIII



Juicio de la Inquisición contra Juan Pacheco de León
    El domingo 10 de julio de 1650, en la iglesia de Santo Domingo de la ciudad de México, ante el fiscal del Tribunal de la Inquisición, doctor don Antonio de Gaviola, se celebró un auto particular de fe donde fue leída la sentencia que condenaba como hereje a Juan Pacheco de León. El inculpado abjuró públicamente los delitos de herejía de la siguiente forma:

    Yo, Juan Pacheco de León, natural de la ciudad de Antequera o de Sevilla o de Portugal, a lo que entiendo o me dijeron mis padres, y vecino del pueblo de Querétaro, que aquí estoy presente, ante Vuestras Señorías, como inquisidores apostólicos que son contra la herética pravedad y apostasía en esta ciudad de México y su partido, por autoridad apostólica y ordinaria, puesta ante mí esta señal de la cruz y los sacrosantos evangelios que con mis manos corporalmente toco, reconociendo la verdadera católica y apostólica fe, abjuro, detesto y anatematizo toda especie de herejía y apostasía que se levante contra 1a santa fe católica y Ley evangélica de nuestro redentor y salvador Jesucristo y contra la sede Apostólica e Iglesia romana, especialmente aquella en que yo, como malo, he caído y tengo confesada antes Vuestras Señorías que aquí públicamente se me ha leído y de que he sido acusado, y juro y prometo de tener y guardar siempre aquella santa fe que guarda y enseña la santa madre Iglesia, y que seré siempre obediente a nuestro señor el Papa y a sus sucesores que canónicamentesucedieren en la santa silla apostólica y a sus determinaciones, y confieso que todos aquellos que contra esta santa fe católica vinieren son dignos de condenación, y prometo de nunca me juntar con ellos, y que cuando enemigo fueren lo perseguiré y las herejías, que de ellas supiere, las revelaré y noticiaré a cualquier Inquisición de la herética pravedad y prelado de la santa madre Iglesia, dondequiera que mehallare, y juro y prometo que recibiré humildemente y con paciencia cualesquier penitencia o penitencias que me han sido o fueron impuestas, con todas mi fuerzas y poder, y las cumpliré en todo y por todo sin ir ni venir contra ella, ni contra cosa alguna ni parte de ella, [...] y desde ahora por entonces y desde entonces por ahora consiento que aquéllas me sean dadas y ejecutadas en mí, y las haya de sufrir cuandoquier que algo se me probare haber quebrantado de lo susodicho por mi abjurado, y ruego al presente secretario que me lo, dé por testimonio y a los presentes que sean de ello testigos. [...] Y lo firmó de su nombre.

Juan Pacheco de León
Ante mi, Licenciado Tomás López de Erenchún.



    Al día siguiente comenzó a ejecutarse la pena impuesta en su condena: recibió trescientos azotes mientras marchaba por las calles públicas, con una soga al cuello, precedido por un pregonero, ante la mirada del Alguacil Mayor Andrés Alonso de Torres y de otros familiares de la Inquisición.
    El 13 de julio, Juan Pacheco de León fue conducido ante la audiencia del Tribunal de la Inquisición dónde se le preguntó si había comprendido la abjuración que había realizado. Que debía observar lo que había abjurado y que en caso contrario sería “relajado al brazo seglar”. Se le preguntó si llevaba avisos de otros presos de la prisión. Se le dijo que sufriría la pena de excomunión mayor y de doscientos azotes si no guardase el “secreto de todo lo que con él ha pasado sobre este su negocio y causa y de lo que ha visto, oído y entendido en cualquier modo y manera después que ha estado preso.”
    Luego de ello fue entregado al alguacil mayor de la Cárcel Real de la corte para que se cumpliera la otra parte de la sentencia: “condenado y desterrado a las galeras de España de Su Majestad, en las cuales sirva al remo y sin sueldo por tiempo y espacio de ocho años precisos, y que cuando fuese entregado en ellas se le quitase el hábito a la lengua de agua, y cumplido el tiempo, dentro de un mes se presentase en el Santo Oficio de la Inquisición de Sevilla con lo demás en dicha sentencia contenido [...]
    
¿Qué delito había cometido Juan Pacheco de León para merecer semejante castigo? Para responder a esta pregunta debemos retroceder al año 1642 cuando se inició el proceso. Comienza el expediente con una carátula de la siguiente forma: 
AÑO DE 1642
PROCESO Y CAUSA CRIMINAL CONTRA JUAN PACHECO DE LEÓN ALIAS MACHORRO, NATURAL DE LA CIUDAD DE ANTEQUERA, EN ESPAÑA, VECINO Y MERCADER DEL PUEBLO DE QUERÉTARO...

Ver texto completo en:





Denuncian genocidio a pueblos aislados en Ecuador

https://mail.google.com/mail/?shva=1#inbox/12f17712e620437b


1 de abril, 2011.- La Coordinadora  de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) presentó una denuncia en contra del presidente de la República y otros funcionarios por actos de genocidio a los pueblos aislados Tagaeri, Taromenawe, Oñamenane, Iwene y otros de la nacionalidad waorani.
La denuncia presentada ante la Fiscalía General de la Nación los acusa de haber promovido actos gubernamentales para la explotación petrolera en territorios ancestrales de estos pueblos que ha devenido en un proceso de desaparición cultural y física, que configuraría el delito de etnocidio o genodicio.
La acusación está suscrita por los dirigentes Marlon Santi (presidente de Conaie), Delfín Tenesaca (presidente de Ecuarunari), Tito Puenchir (presidente de Confenaie), Olindo Nastacuaz (presidente de Conaice) y Rafael Antuni Catani, (Coordinador Nacional del Movimiento Pachacuti).
También firman los asambleístas Clever Jiménez, Magali Orellana y Gerónimo Yantalema.
Los Waorani
La nacionalidad indígena waorani habita desde hace siglos el territorio comprendido entre los ríos Napo y Curaray, en la frontera de Ecuador y Perú.
Desde 1956 una parte de esta nacionalidad ha sido progresivamente integrada a la sociedad nacional, pero los pueblos Tagaeri, Taromenane, Oñamenane, Iwene y otros se han negado sistemáticamente a entrar en contacto con el resto de la sociedad.
Por este motivo, miembros de estos grupos han atacado con sus lanzas a los invasores de sus tierras.
Los waorani deben afrontar la invasión de sus lugares de caza o recolección de frutos y productos del bosque, la colonización de sus tierras, problemas de salud, problemas ambientales, que genera una interrupción de la economía de subsistencia y ruptura de la sostenibilidad social.
Para los Tagaeri, Taromenane, Oñamenani, Iwene, y otros pueblos libres no contactados, los problemas por la actividad petrolera es aún mayor, pues al tratarse de pueblos que rehúyen a cualquier contacto con otros grupos, van cada vez perdiendo las opciones territoriales para desarrollar su cultura.
Los denunciados
Los acusados son el presidente Rafael Correa Delgado, Alexis Mera, asesor jurídico de la presidencia de la República, Vinicio Alvarado Espinel, secretario de la Administración Pública, Marcela Aguinaga Vallejo, ministra del Ambiente, Wilson Pastor Morris, ministro de Recursos Naturales no renovables, Galo Chiriboga Zambrano, ex ministro de Minas y Petróleos y actual embajador en España, entre otros.
Derecho constitucional
Según los denunciantes, el gobierno ecuatoriano en pleno ha incumplido el artículo 57 de la Constitución que señala:
“Los territorios de los pueblos en aislamiento voluntario son de posesión ancestral irreductible e intangible, y en ellos estará vedada todo tipo de actividad extractiva. El Estado adoptará medidas para garantizar sus vidas, hacer respetar su autodeterminación y voluntad de permanecer en aislamiento, y precautelar la observancia de sus derechos. La violación de estos derechos constituirá delito de etnocidio, que será tipificado por la ley.”
Asimismo, en concordancia con la norma constitucional, el Código Penal establece que “quien, con el propósito de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, perpetre alguno de los siguientes actos, será sancionado:
1. Quien ocasionare la muerte de sus miembros, será sancionado con pena de reclusión mayor especial de dieciséis a veinticinco años.
2. Quien ocasionare lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo, será sancionado con pena de reclusión menor ordinaria de seis a nueve años.
3. Quien sometiere intencionalmente al grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física total o parcial, será sancionado con pena de reclusión menor ordinaria de seis a nueve años.
4. Quien tomare medidas destinadas a impedir nacimientos en el seno del grupo será sancionado con pena de reclusión menor ordinaria de seis a nueve años. La información o acceso a métodos de planificación familiar, métodos anticonceptivos y servicios de salud sexual y reproductiva, no se considerarán medidas destinadas a impedir nacimientos.
5. Quien traslade por la fuerza a niños y niñas del grupo a otro grupo, será sancionado con pena de reclusión menor ordinaria de seis a nueve años.
En el caso denunciado, aunque no ha habido la intención inicial de causar un etnocidio por parte de los funcionarios denunciados, sin embargo el conocimiento cabal de que con sus decisiones administrativas podían incurrir en dicho delito los convertiría en responsables por acción y/o por omisión.

Don Diego de Torres, Cacique de Turmequé



los indios entienden que la justicia no es para ellos, sino para los españoles”, frase que más tarde el vulgo recogiera en la expresión “la justicia es solo para los de ruana”. 




ALTO TURMEQUÉ
Por Rodrigo Quintero S.


''La expresión “Alto Turmequé” se deriva del juego del tejo, donde así llaman el proyectil que se lanza. Cuando algo es de alto turmequé, significa que es de gran dificultad e importancia y la persona que es igualmente de alto turmequé es porque ha logrado conquistar esa dificultad, o porque es experta en resolver problemas difíciles, o porque es de muy alta dignidad y alcurnia.''  


El personaje más relevante y recordado de Turmequé es el cacique Don Diego de Torres, quien sin recurrir a las armas ni a actos violentos, defendió con firmeza y energía a los indígenas de los abusos  de los representantes  de la Corona Española; la vida de este ilustre caballero mestizo fue una trágica epopeya, porque antes de lograr su objetivo de presentarse ante el rey a denunciar y reclamar por las injusticias de que eran objetos los nativos, tuvo que enfrentar enormes retos, sufrimientos y dificultades. Don Diego se ejercitó en la equitación y en las cacerías de leones y venados, llegando a convertirse en excelente tirador de flecha y arcabuz y en el más diestro jinete de la comarca.

Diego de Torres, Cacique de Turmequé, utilizó su memorial de agravios para exponer ante el rey de España, el problema del maltrato a la población indígena acometido por los encomenderos del reino de la Nueva Granada; en tal documento quedó descrito en castellano el  exceso y el maltrato de que fueron víctimas los aborígenes, allí el discurso utilizado por el cacique, es permeado por un elemento extraño a la mentalidad hispana: la inteligencia mítica. Los escritos producidos por el Cacique de Turmequé, especialmente sus memoriales, también poseen características en las que se detecta la influencia de la memoria ancestral, particularmente derivada de la influencia de la cultura muisca. Así, la presencia de la inteligencia mítica y de la memoria ancestral, en los discursos y documentos del Cacique de Turmequé, nos lleva a una noción de escritura,cuya política, distinta de la hispana, es hacer evidente una voz que resiste al poder y denuncia abuso y humillación contra los indigenas. 

Los aspectos que sobresalen en la vida de Don Diego de Torres son precisamente la defensa de los indios contra los desmanes de los encomenderos y en especial de corregidores y oidores de la Real Audiencia. Don Diego siempre estuvo en defensa de los indígenas, lo que hacia que estos le tuvieran aprecio por el respecto que el le mostraba, lo que le genero conflictos continuos con los españoles.

Don Diego de Torres fue un caudillo extraordinario de epopeya, en quien confluyeron las sangres de un conquistador y una cacica; fue un importante personaje y un noble jefe dentro de la gesta épica de los chibchas y, presenció el comienzo del fin del indígena colombiano y el principio de una nueva raza y de una nueva cultura,la mestiza. Como hijo de un compañero de Don Gonzalo Jiménez de Quesada, recibió educación de gentilhombre y descolló en justas y juegos de varas. Como figura dinástica de la corte del Zaque, hablaba el chibcha, tenía amplias extensiones de tierra, poblaciones subordinadas y caudas de indios sumisos y fue señor absoluto de Turmequé. Como indio conoció las atrocidades y las injusticias de la Colonia y como español dispuso de vías de comunicación verbal que le permitieron redactar para el Rey testimonios de implacable elocuencia sobre el genocidio en las tierras conquistadas.

Contaba Don Diego de Torres: "Los españoles les predican a los indios que no hurten porque se van al infierno, y que guarden las fiestas, pero ellos ven que los mismos que les predican les toman sus mujeres; les roban sus escasos haberes y les hacen trabajar sin remuneración alguna. En contraste con esta situación, los amos blancos hacen lo que se les plazca, maltratran, roban, matan, se rodean de mujeres esclavizadas y lo que es peor es que, los mismos jerarcas y ministros de justicia les favorecen y encubren, aunque hayan empalado y ahorcado muchos indios sin justa causa ni razón, sino para ejercitar su crueldad,su codicia y su despiadada prepotencia. Nunca vieron los indios que se llegase a castigar a un español por pecados y delitos atroces mientras que al nativo, por el hurto de una gallina, se le empalaba, es decir, se le ensartaba en un palo, como un ave en un asador, o se le azotaba en la plaza, o se le cortaba una oreja, según el humor del encomendero o alcalde".

"Descubierto este nuevo mundo por el Almirante D.Cristóbal Colón [...] para inmortal gloria de la nación española y envidiosa emulación de las extrañas” José de Oviedo






                                        


                                                 
               JOSÉ DE OVIEDO Y BAÑOS
                                          
                                         HISTORIA DE LA
                                         CONQUISTA Y POBLACIÓN
                                         DE LA PROVINCIA

                                         DE VENEZUELA






















           

                                 http://es.scribd.com/doc/2281316/historia-de-venezuela

02 abril, 2011

CACIQUE GIL-GONZÁLEZ



"EL CACIQUE GIL-GONZÁLEZ FUE MUERTO A PUÑALADAS POR UN OSCURO MARINERO, SU TIERRA ENTRADA A FUEGO Y SANGRE, MUCHÍSIMOS INDÍGENAS AHORCADOS Y EMPALADOS"


Fundación de Nueva Cádiz y la Casa de la Contratación.

Por: Manuel Taibo./  manueltaibo@cantv.net

Fecha de publicación: 15/01/11



En el transcurso de 1500 unos aventureros buscadores de perlas se establecieron en la Isla de Cubagua, la cual nueve años más tarde era ya una ciudad organizada y al correr del tiempo se llamó Nueva Cádiz. En 1501 el licenciado Marcelo Villalobos concluyó un tratado para la conquista y establecimiento de la Isla de Margarita, (Paraguachoa) la cual, como ya hemos visto, había sido visitada el año anterior por la expedición de Pedro Alonso Niño y Cristóbal Guerra. 
Más tarde volvió  Cristóbal Guerra, acompañado de su hermano Luís, en dos Carabelas, tocando en la Provincia de Paria y luego en la Isla de Margarita, recorriendo en todas direcciones el canal que se forma entre ésta y el Continente, saqueando por doquiera oro y perlas y regresaron a España a principios de noviembre de 1501, con gran acopio de estos y de indígenas que vendió allá como esclavos. 
En 1506, el Rey Fernando V de Aragón autorizó al Capitán de Navío Alonso de Ojeda y a Diego de Nicueza para expedicionar sobre las Indias Occidentales de la Mar Océana y denominar Nueva Andalucía y Castilla de Oro, respectivamente, a las Provincias que descubrieran. El primero ocupó el territorio comprendido desde el Golfo de Paria hasta el Cabo de La Vela, empleando tres años en su exploración; y como la Isla de Cubagua era el mejor sitio para el saqueo de perlas, mandó el Monarca en 1509 establecer en ella una colonia de españoles con el objeto de aprovecharse de esta hermosa fuente de riqueza, y efectivamente, como ya lo hemos dicho, en 1511 se fundó allí una población con el nombre de Nueva Cádiz. En 1515 arribaron a dicha Isla Gaspar de Morales y Francisco de Pizarro y en 1517, Vasco Núñez de Balboa, quienes después de haber saqueado gran cantidad de perlas salieron a emprender nuevos descubrimientos y conquistas. 


Durante muchos años las costas venezolanas no fueron visitadas sino por los que venían a robar y saquear a sus habitantes, para traficar con ellos en las Islas, y esta circunstancia contribuyó en mucho a entorpecer los establecimientos de pobladores. La más ruidosa de estas piraterías tuvo lugar en las costas de Cumaná, donde residían dos misioneros enviados por la Orden de Santo Domingo a predicar el evangelio. Bien recibidos y agasajados por los indígenas se prometían los más felices resultados de su pacifica y benéfica misión, cuando para su mal, acertó a pasar por allí un navío español de los que andaban saqueando perlas y capturando esclavos. 


Los aborígenes, que se creían protegidos por los misioneros, en vez de huir como solían hacerlo en tales ocasiones, salieron a recibir los viajeros, les suministraron bastimentos y dieron principio alegremente a sus permutas. Pasáronse algunos días en buena armonía, hasta que estando bien confiados los indígenas, convidaron los conquistadores al Cacique del pueblo, para que fuese a comer con ellos a la nave. Aceptó el Cacique, después de haberlo consultado con los religiosos, y se fue al bajel con su mujer y hasta diecisiete personas de que se componía su familia, entre hijos, deudos domésticos. Más no bien habían puesto pie a bordo, cuando se vieron cercados, y amenazados de muerte, luego fueron apresados, alzando las velas rumbo a Santo Domingo, donde los vendieron como esclavos. 
Los desolados vasallos del Cacique quisieron tomar venganza en los religiosos, juzgándoles cómplices de aquella insigne perfidia, pero ellos lograron aplacarlos, ofreciéndoles que dentro de cuatro meses serían devueltos el jefe indígena y su familia. Así en efecto lo enviaron a decir a sus superiores, interesados en la libertad de los prisioneros y manifestándoles el riesgo que corrían con los demás indios, si pasado el término no volvían aquellos a su patria, más, todas las gestiones fueron vanas, pues, aunque los jueces despojaron de su presa a los piratas, sólo fue para repartírsela entre sí; los indígenas se consumieron en la esclavitud, y los religiosos pagaron con la vida la alevosía e inhumanidad de sus conciudadanos.   


La grande utilidad que se sacaba de la extracción de perlas en el Golfo de Paria y en Cubagua, había dado ocasión por ese tiempo a que los traficantes la visitaran con frecuencia, atraídos por el provecho de la extracción, y también buscando esclavos, que unas veces les vendían los mismos aborígenes, y las más asaltaban ellos, con la disculpa de que eran los Caribes. Olvidado con el tiempo el triste lance de los dominicos, se fundaron dos conventos en la costa continental: Uno de la misma Orden de Santo Domingo en el puerto y pueblo de Chiriviche, junto a Maracapana y otro de Franciscanos, más al Oriente, cerca del río Manzanares, frente a Cubagua. (Chiriviche: lugar que la mayoría de los historiadores confunden también con el puerto de Chichiriviche o El Flechado, en el hoy, Estado Vargas y con el puerto de Chichiriviche en el Estado Falcón)
En 1519, un tal Alonso de Ojeda, (homónimo del conquistador, más no debemos confundir con -aquel) vecino de Cubagua, armó una Carabela con el fin de sacar esclavos en el Continente y recorrió la costa abajo hasta Chiriviche, en la desembocadura del río del mismo nombre, donde se hallaba el convento de Santa Fe, que era el de los Padres Dominicos. A la sazón no había allí más que dos religiosos: el portero y el vicario, los cuales ignorantes del designio, recibieron al pirata con muchos agasajos. Manifestó Ojeda deseos de hablar al Cacique Maragüey, a quien, al acudir al llamado de los religiosos, pidió recado de escribir y le preguntó con mucha gravedad cuales eran las tribus de su comarca que comían carne humana . Costumbre que se les achacaba a los Caribes con el fin de justificar ante el Rey español, la prisión y muerte de aquéllos, cuando su resistencia sólo debía interpretarse como el sentimiento sagrado impreso profundamente por Dios en el espíritu de todo hombre para defender con su libertad la de su suelo privilegiado y no caer en las redes de los traficantes de esclavos. Maragüey, que no era lerdo ni cobarde, les contestó enojado: No, no carne humana, carne humana, no, y sin añadir palabras se retiró, sin que fueran suficientes para aquietarle las “buenas” razones de los religiosos. 

Ojeda volvió  a su navío y siguiendo la costa, desembarcó cuatro leguas a sotavento de Maracapana, en los dominios del Cacique Gil-González, quien recibió  muy bien a los navegantes y aún les permitió penetrar en sus tierras como lo solicitaron con el pretexto de comprar abastecimientos. Más para trasladar los cuales pidió el servicio de cincuenta indígenas, ofreciendo pagar los frutos y su acarreo luego de ser puestos en Maracapana; le fue concedido así, más apenas llegaron a aquel sitio los desprevenidos indígenas, a una señal convenida, cayeron sobre ellos los conquistadores, espada en mano, y comenzaron a atarlos para conducirlos al navío. Pugnaron los infelices largo rato por deshacerse de aquellos inhumanos alevosos, empleando para ello los esfuerzos de la desesperación, pero hallándose desnudos y desarmados resultó vana toda resistencia. Treinta y seis quedaron prisioneros y fueron embarcados para ser vendidos como esclavos; unos cuantos que huyeron muy maltratados y heridos, fueron a esparcir por el país la fama de la perfidia con que pagaban aquellos aventureros un buen acogimiento. En un instante se alarmó toda la costa y Gil-González y Maragüey se unieron para concertar el modo de acabar con los huéspedes traidores.


Enseñados ya a malas artes por los conquistadores, disimularon al principio, esperando una coyuntura favorable; y a poco la extraña ceguedad de Ojeda proporcionó  a Gil-González el darle muerte a él y a otros seis de los suyos, en ocasión de haber desembarcado a solazarse, como si nada hubieran hecho. Justa fue la venganza, pero no saciado con ella, pasó Maragüey al convento de Santa Fe, donde mató al lego y al vicario, taló los árboles que los religiosos habían plantado, dio muerte al caballo que les servía en el huerto, despedazó las imágenes y quemó el convento. 
Cuando el Gobierno de Santo Domingo supo lo ocurrido, lejos de restituir a su país los indígenas cautivos, para borrar con un acto de justicia la mala impresión que debía haber causado la perversidad de Ojeda, sólo pensó  en hacer un escarmiento en los indígenas y al efecto se aprestó  una armada de cinco navíos de guerra cuyo efectivo se elevaba a trescientos hombres, al mando del Caballero de la Llave de Oro, Gonzalo de Ocampo. 
Esta primera expedición militar debía asolar el país, degollar a los más culpables y tomar sin distinción por esclavos a todos los demás. “Tales órdenes se dieron por cristianos. Esto, en sana razón y verdadera justicia. Dice Quintana, era hacerse sin pudor cómplices de la piratería de Ojeda”. Ocampo empleó medios artificiosos que le dieron buenos resultados y cumplió su encargo a satisfacción de sus mandatarios; situó su base militar en la Isla de Cubagua, la única poblada por conquistadores en aquella época y más próxima a Tierra-Firme, de allí hacía sus incursiones sobre la costa de Cumaná, utilizando los Pataches artillados con pedreros. (Según refieren las crónicas, en la Isla de Cubagua abundaba una clase de piedras esféricas que daba exactamente el calibre de los cañones pedreros. A efecto del fuego de estas armas que se hallaban emplazadas a bordo y en el fuerte que edificaron, fue que lograron conseguir los conquistadores el retiro de los indígenas alzados en el litoral de la costa) 


El Cacique Gil-González fue muerto a puñaladas por un oscuro marinero, su tierra entrada a fuego y sangre, muchísimos indígenas ahorcados y empalados. (Empalar suplicio de origen turco, era uno de los más terribles tormentos, sentaban desnudos a los cautivos en estacas sembradas en la tierra en forma de cruz con punta muy aguzada metiéndosela por el recto, partiéndole los intestinos y les salía por la boca). En vista de los efectos favorables de la campaña naval resolvió Ocampo establecerse y despidiendo los barcos cargados de esclavos quedose él media legua más arriba de la embocadura del río Manzanares, donde fundó un pueblo que llamó Nueva Toledo. 
El asalto de Ojeda y la terrible venganza de Ocampo habían preparado a la Nueva Toledo desde su fundación, el germen de una pronta destrucción y el temor se hacía cada vez más intenso en el ánimo de los conquistadores. A punto que por agosto de 1521, llegó Fray Bartolomé de las Casas, y en lugar de animarse con sus exhortaciones y su ejemplo, los conquistadores se dispusieron a volver a La Española en los navíos que el traía. Imitando a éstos resolvieron también regresar los que le habían acompañado, y con todos se fue Ocampo, dejándole entregado a su mala ventura, con sus criados, unos cuantos hombres a sueldo y muy pocos amigos. 
Fray Bartolomé  determinó pasar a Santo Domingo, a implorar de las autoridades el remedio a tantos males, y se embarcó dejando a Francisco de Soto por Capitán de su gente, con encargo formal de no separarse de este primer establecimiento de población en Tierra Firme, el cual se reducía al recinto de la fortaleza; de no dejar que se apartasen del puerto los dos navíos que allí había y de trasladar a ellos los hombres y la hacienda, en caso de un ataque de los Caribes, Pero era preciso que la codicia y la indisciplina de los conquistadores en cierne desbaratasen completamente los proyectos de la caridad y la filosofía; de Soto tan obediente como desvariado apenas ausentose el fraile, envió los navíos a capturar esclavos, perlas y oro. 


Los Caribes que espiaban los movimientos de sus enemigos, al verlos solos y sin buques en que escapar, resolvieron asaltarlos y destruirlos; y aunque el proyecto y el día de su ejecución fueron descubiertos, no fue suficiente para impedir ni el ataque ni el desastre que éste produjo. Cuando los conquistadores probaban atrincherarse, encontraron que la pólvora estaba húmeda y no prendía; en tal estado cayeron sobre ellos los Caribes, pusieron fuego a la casa fuerte y mataron muchos. Francisco de Soto fue herido en un brazo con flecha emponzoñada, por lo que murió luego rabiando, y los pocos que quedaron consiguieron escapar saliendo a mar abierta en una canoa, con el intento de buscar los navíos que se hallaban dos leguas distantes de las Salinas de Araya, y por dicha, aunque difícilmente, aunque perseguidos muy de cerca por los enfurecidos Caribes, quienes repitieron entonces en Cumaná las atroces escenas de Chiriviche y un lego que no pudo acogerse a la canoa, fue cruelmente asesinado; quemaron las edificaciones; mataron los animales de labor, talaron los sembradíos; todo lo destruyeron, y animados por esta ventaja, resolvieron hacer una tentativa sobre Cubagua con una Escuadrilla de Flecheras, más temerosos los conquistadores no osaron esperarlos, bien que fuesen 300 bien armados. Embarcáronse en dos Carabelas para Santo Domingo, dejando abandonado el establecimiento, donde los Caribes obtuvieron un cuantioso botín que trasladaron a Cumaná. 
En 1520, a consecuencia de la captura de indígenas hecha por el Capitán Gonzalo de Ocampo en Cumaná, se procedió en la Real Audiencia de Santo Domingo a investigar si aquellos sabían vivir en vecindad con los castellanos, a fin de comprobar cuales eran los Caribes y para defenderse de los ataques de éstos resolvieron adquirir un Bergantín de quince bancos. Ya el Rey de España había ordenado que no podían venir a las Indias Occidentales navíos de menos porte de 80 toneladas; que cada navío de 100 toneladas llevase 15 marineros, un artillero, 8 grumetes, 3 pajes con sus corazas, petos y armaduras y que los que así no fuesen armados no ganasen su marinaje. Un Capitán que fuera hombre de armas, y que además, los navíos llevasen 4 piezas de artillería gruesa y 16 pasavolantes con la cantidad de balas y pólvora necesaria, plomo y moldes para las balas, dardos, picas, arcabuces, y rodelas. Que para contrarrestar el daño o efecto de las flechas emponzoñadas se usaran los arcabuces y las ballestas con sus aparejos y, que siempre se tuvieran de depósito alrededor de tres mil ducados. 
Para refrenar y castigar los males causados por los indígenas a los conquistadores y la población de esta parte de Tierra Firme el Gobierno de Santo Domingo nombró  en 1532 a Jácome Castellón, quien haciendo un “discreto”  uso de la virtud, de la justicia y de la persuasión, logró al fin “afianzar” el orden, atraer a los indígenas descarriados, por medio de sus caciques, de modo que no sólo se recogieran a sus pueblos, sino que contribuyeran al establecimiento de la ciudad de Nueva Córdoba, en lugar distinto del que ocupara la Nueva Toledo, abandonada sin remedio; y para asegurar agua a los habitantes de Cubagua, construyó un fuerte a la embocadura del río Manzanares, precisamente, en el mismo sitio en que lo había iniciado el Padre Bartolomé de las Casas. Restableciose el saqueo de las perlas que había sufrido enormemente por los sucesos de Cumaná, en términos que los conquistadores se mantuvieron por mucho tiempo en la parte oriental, con el empleo de la fuerza. 
Como una necesidad de la Marina de Guerra Española, en 1530 fue fundado el Puerto de San Felipe de Austria o de Cariaco, (Estado Sucre) cerca del Golfo de este nombre, a orillas del río Carinicuao.

Fundación de la Casa de la Contratación.

Los asuntos administrativos de América fueron en un principio confiados a una Superintendencia que residió en Sevilla y el Obispo de Burgos, Juan Rodríguez Fonseca fue el primer Superintendente, asesorado por dos Ministros. Pero, en enero de 1503 crearon los Reyes Isabel y Fernando en Sevilla la Casa de la Contratación y Negociación de las Indias Occidentales y Canarias, a la cual se había de llevar todas las mercaderías que se hubiesen de transportar a dichas tierras o se saqueasen de ellas. Dicha casa inauguró un nuevo sistema de administración, sus funciones fueron muy extensas; dispuso justicia, atendió el comercio y fue centro de investigaciones geográficas. En 1528 quedó sometida al Supremo Consejo de Indias, el cual gozó de inmensas atribuciones que perduraron hasta la emancipación de las Colonias Españolas de América, cuya Historia y Geografía le son acreedoras a servicios muy considerables. Es indudable que desde el principio todas las expediciones mercantiles se despacharon únicamente del río Guadalquivir y no hubo en España otro puerto habilitado para el comercio colonial que el de San Lucas de Barrameda. 
En 1529 se determinó  que desde varios puertos del Norte de España pudiesen los naturales de esas Regiones navegar con sus buques, mercaderías y frutos a las Indias Occidentales o Islas de Occidente en los mismos términos que hasta entonces lo habían hecho desde la ciudad de Sevilla, sin obligación de registrarse en ella, pero, ya fuese porque la guerra europea hiciera dificultoso y arriesgado el despacho de navíos solos de comercio; ya porque, como es probable, el de las Indias fuese muy poco conocido y frecuentado, es indudable que los pueblos y Provincias en cuyo favor se expidió el permiso, no hicieron uso de él, y Cédulas posteriores lo derogaron.

01 abril, 2011

HIPÓTESIS ACERCA DE LA CAÍDA DEMOGRÁFICA AMERICANA.

 CAÍDA DEMOGRÁFICA AMERICANA

Según algunos historiadores  tales como Rivet y Sapper,  la población indígena prehispánica rondaba en torno a los 40-50 millones de habitantes, mientras Kroeber lo cifra en muchísimo menos con 8 millones, Rosemblat en algo más de 13 millones de personas que habitaban el continente americano. Otros autores dan cifras muchísimo más elevadas, según  Cook, Borah o Simpson,  calculaban 25 millones solamente para México central.

(De reinos a republicas, Esperanza Mo Romero, Madrid,1997)

De esta manera, solamente en el periodo de la conquista (1500-1524) cayó un tercio de la población indígena y cada cuarto de siglo la mitad del resto de la población. Las cifras, pues, son alarmantes del auténtico genocidio español en América.

TEORÍAS ACERCA DE ESTA CALAMIDAD

-. Tesis homicida.
Fray Bartolomé de las Casas en su insigne libro “Brevísima relación de la destrucción de las indias”, plantea la “Tesis homicida” según la cual se considera como causa principal de la caída demográfica, las continuadas torturas, abusos, asesinatos, trabajos forzados, y carencias higiénicas y alimenticias que sufrieron los indígenas desde la llegada de los occidentales.
En este sentido, son bastante explicitas las narraciones de las atrocidades cometidas por los castellanos en América, narradas al detalle en su libro, donde se pueden encontrar testimonios como estos:


A todos los señores que eran más de ciento y que tenían atados, mandó el capitán quemar vivos en palos hincados en tierra. ( EMPALAMIENTOS)

(…) Fue él y estando embebidos y seguros en sus bailes, dice Santiago y a ellos, y comienzan con las espadas desnudas a abrir aquellos cuerpos desnudos, a derramar aquella generosa sangre, que a uno no dejaron con vida”
“Hicieron ley los españoles, que todos cuantos indios de todo género y edad tomasen a vida, echasen dentro en los hoyos y así las mujeres preñadas y niños y viejos a cuantos pudieron tomar, echaban en los hoyos hasta que los henchían traspasados por las estacas”  
( EMPALAMIENTOS)

(…) Y así había en su real, solemnísima carnicería de carne humana, donde en su presencia se mataban los niños y se asaban y mataban el hombre, por solas las manos y los pies, que tenían por los mejores bocados” “Ponenlo en un cepo por los pies y el cuerpo extendido y atados por la manos a un madero, puesto un brasero junto a los pies y un muchacho con un hisopillo mojado en aceite, de cuando en cuando se los rociaba para tostarle bien, de una parte estaba un hombre cruel, que con una ballesta armada, apuntándole al corazón, de otra y de otra con un muy terrible perro bravo echándoselo que en un credo lo despedazara, y así lo torturaron para que descubriese los tesoros que pretendían.

Una india enferma, viendo que no podía huir de los perros que no la hiciesen pedazos, como hacían con otros, tomo una soga y atose al pie un niño que tenia de un año y ahorcase de una viga, y no lo hizo rápido, en tanto que llegaron los perros y despedazaron el niño

No obstante, todo esto, lo condenaron a quemarlo vivo, aunque después rogaron algunos al capitán que lo ahorcasen, y ahorcado, lo quemaron” “Y porque la casa tenia vigas en lo alto, subieronse en ellas mucha gente huyendo de las sangrientas manos de aquellos hombres, mando el infernal hombre pegar fuego a la casa, donde todos los que quedaron, fueron quemados vivos. Hacían unas horcas largas que juntasen casi los pies en la tierra, y de trece en trece a honor y reverencia de nuestro redentor, poniendo leña y fuego, los quemaron vivos.
Comúnmente, mataban a los señores y nobles de tal manera, que hacían parrillas de varas sobre horquetas y atabanlos en ellas, y ponianles por debajo fuego manso, para que poco a poco, dando alaridos en aquellos tormentos desesperados, se les salían las almas.
(Bartolomé de las Casas, Brevísima relación de la destrucción de las Indias)
Igualmente refiere Bartolomé de las Casas
Débase de notar otra regla en esto: que en todas las partes de las Indias donde han ido y pasado cristianos, siempre hicieron en los indios todas las crueldades susodichas, e matanzas, e tiranías, e opresiones abominables en aquellas inocentes gentes; e añadían muchas más e mayores y más nuevas maneras de tormentos, e más crueles siempre fueron porque los dejaba Dios más de golpe caer y derrocarse en reprobado juicio o sentimiento.                                   
Fray Bartolomé de las Casas  en Mantuanos y pardos, pueblos rurales, estancias y latifundios  Siglo XVIII y XIX.

En Historia general y natural de las indias, Gonzalo Fernández de Oviedo, 1535-1548 refiere explícitamente el trato de los conquistadores a los indígenas, documentos y testimonios ofrecidos desde las fuentes castellanas, como el llamado “requerimiento” de 1513, dicen textualmente:

Y si no os sometierais, y en ello maliciosamente dilación pusierais, yo entraré poderosamente contra vosotros y os haré guerra y os sujetare al yugo y obediencia de la iglesia y la corona, y os tomaré y a vuestras mujeres e hijos, los haré esclavos, los venderé, tomaré vuestros bienes y os haré todos los daños y males que pudiere, siendo todo ello vuestra culpa.  
 (Gonzalo Fernández de Oviedo, 1535-1548)


Ello, engendró una enorme polémica en el seno de la corte castellana, con aquellos que defendían la esclavitud y la desigualdad social, polémica, que se cerró a favor de Las Casas a finales del siglo XVI, tras la publicación de su libro, y que provocó incluso la supresión, por orden real, de las expediciones de conquista durante un tiempo. Por ello, con el tiempo Las Casas se convirtió en un adalid de los derechos de los indígenas, y un símbolo de la resistencia contra la explotación y abusos de los conquistadores europeos en América.

-. Tesis económica.
Otras teorías igualmente destacables y aceptadas sobre la caída demográfica, son las de tipo económico, donde se establece la teoría del duro impacto que supuso para la población nativa la pérdida total del cultivo y uso de sus tierras, a favor de una incautación total de estas por parte de los conquistadores, y el hecho, además, de ser usados en ellas como mano de obra esclava para estos, supuso un fuerte cambio que la población nativa no fue capaz de asimilar, como es lógico, que provocó una caída durísima de la producción y altas tasas de mortandad.

-. Tesis sobre las Epidemias.
También seria destacable aquí señalar la influencia que las epidemias y enfermedades europeas jugaron a la hora de acelerar el proceso de caída y decadencia de la población nativa americana. En ella se establece que para los americanos, las enfermedades europeas, como el sarampión, gripe, viruela o rubéola, consideradas como benignas y no mortales para la población europea, sin embargo, resultaron mortales para los nativos americanos, no acostumbrados e indefensos a los ataques de enfermedades hasta ahora desconocidas para ellos, se propagaron con rapidez a todos los estratos sociales y generacionales, y fueron también una causa destacada de la alta mortandad.
Además de las teorías homicidas de Bartolomé de las Casas, existen dos ejemplos clarísimos mas de ello para demostrar el trato bestial y salvaje que los castellanos dieron a la población americana: Las razias de conquista de Hernán Cortes y Francisco Pizarro en los imperios azteca e inca, entre los años 1516 – 1533, periodo en el cual se encuentran los rápidos procesos de conquista de ambas civilizaciones. Con todo los indígenas se levantaron en armas contra los castellanos el 30 de junio 1520 en la llamada “noche triste”, donde presentan feroz resistencia, masacrando amplios contingentes castellanos con sus aliados indígenas  Tras ello, sin embargo la resistencia y lucha de los indígenas pasó más allá de lo lógico y de lo humano, y con un armamento infinitamente inferior, supieron resistir heroicamente a las embestidas invasoras. Continúa la masacre salvaje de miles de personas, el saqueo y conquista, la bestialidad y salvajismo cometidos, hombres, mujeres y niños fueron torturados, violados, vejados, mutilados y asesinados en masa por los invasores castellanos. Los conquistadores enviaban a sus soldados a cometer todo tipo de vejaciones y cebarse sin freno contra los heroicos resistentes, como cruel castigo.

Coral rosa, plumas negras, lago de asfalto.