02 mayo, 2011

LOS ENTIERROS PRECOLOMBINOS


En el mundo precolombino la mayoría de las tribus que no sepultaban en tierra a sus muertos, ellos  tenía dos formulas para proceder con sus muertos muy distintas a las nuestras y fueron:

Desaparecer o conservar :

Una era “comerse” en su totalidad al difunto.
La otra “guardarlo” a su lado en la superficie.

En cuanto a la modalidad de “guardarlo”, podemos decir que no todos los pueblos americanos consideraron el cuerpo como digno de preservar, para la mayoría de las tribus que conformaron el Imperio,  solo los huesos fueron materia de culto. 
Las primeras crónicas nos cuentan sobre el proceder de los pueblos indígenas con sus muertos. 

Urna precolombina

Existen informes de sepulturas en las costas Americanas (Los montículos del Sinú) consideradas las primeras "sepulturas" en el litoral Americano.


Otra costumbre perversa de su gentilidad, era quemar los cuerpos de sus difuntos para mezclar las cenizas en sus comidas y bebidas.



Año 1518 bachiller Martín Fernández de Enciso....hay desde Cartagena al Cenu veinticinco leguas, está Cartagena al Este en X grados y medio, el Cenu al Oeste en IX grados, en el Cenu se hace mucha sal, la gente es recia, belicosa, usan arcos y flechas hervoladas, andan desnudos todos, hombres y mujeres. Cuando muere algún hombre principal ó algún hijo suyo, sácanle las tripas y lávanlo con ciertas cosas y después lo untan y encima de aquello ponen lana de algodón teñido de diversas colores que se pega en el cuerpo y cubierto de aquello pónenlo en una hamaca que es la cama de ellos y aquella cuelgan dentro en casa acerca de donde hacen el fuego y así lo tienen. Yo me acerté á tomar un lugar que se llama Catarapa á donde hallamos mas de veinte muertos puestos de esta manera en las casas.



Era tan arcaico este abuso que algunos gentiles, en particular los de más edad, no querían recibir el bautismo, porque siendo ya cristianos, habían de ser enterrados en sagrado, y de esta manera no los podrían comer sus parientes, sino que habían de ser pasto de los gusanos. Los indios Turcaguanes fueron los más pertinaces en querer mantener esta bárbara costumbre. Muchos se retiraron a sus bosques para poder vivir observando los usos y costumbres que habían heredado de sus mayores.