20 marzo, 2011

Mi primer contacto con los indigenas - Los Wayuú

Mientras viajábamos por la Península de la Guajira, sostuvimos innumerables encuentros con los indígenas de la región, hoy conocidos como Wayuu, de tal manera que ellos quedaron grabados en mi memoria como parte importante de esas hermosas reminiscencias que tengo de mi niñez. Recuerdo que hacía innumerables preguntas sobre ellos;  aunque mis padres trataban de contestarlas,  yo siempre quedaba insatisfecha ante cualquier respuesta ya que mi deseo era  tener contacto directo con ellos. Uno de los recuerdos más lejanos que tengo, es una travesía por el Lago de Maracaibo, viajábamos en una canoa, comandada por un Guajiro, me acompañaban mi hermana y una persona que nos cuidaba, delante de nosotros, otras curiaras  transportando a mi madre, varias tías y otras señoras amigas de la familia. Después de una larga travesía llegamos a un palafito, ahí nos dieron algo de comer y beber, el trayecto había sido largo y tenebroso ya que transitamos entre juncos, por unas veredas  oscuras y muy angostas, el agua del lago estaba contaminada con petróleo por lo que no podíamos tocarla, además si no teníamos precaución, la ropa y los zapatos se nos manchaba de brea.                   Estos recuerdos acuden a mi mente, al buscar una explicación he indagado con mi hermana quien lo recuerda muy bien. Teníamos una tía que vivía en Maracaibo – Esther Guevara- dentro de su labor humanitaria estaba el contacto directo con las tribus Guajiras, es por ello que en uno de sus viajes le acompañamos y logramos llegar a lo más recóndito de la Guajira para compartir un rato con los moradores de un palafito. Considero que este contacto directo ha sido uno de los detonantes para que hoy en día centre mi  investigación en revisar la historia de nuestros pueblos originarios y muestre tal interés en su reivindicación.

                                                                             Mi hermana y yo disfrazada de Guajiras

En esta foto mi hermana Milena y yo disfrazada de Guajiras; al parecer en una búsqueda de integración social, dado que en ese momento aunque convivíamos en la  misma ciudad, ellos se comportaban como testigos mudos de una realidad aparte. Sucedió que me intrigaban tanto los indígenas que logré disfrazarme de goajira, conquistando así, poder sentirme una de ellos, sentimiento que mantengo hasta hoy.



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