Hoy es notorio el rechazo constante hacia
el indígena americano en general; vemos como desde la llegada de los españoles
a nuestras tierras comenzó su exterminio hasta el día de hoy, cuando volteamos
la mirada para no ver que siguen estando ahí. Continuamos sin querer reconocer
que descendemos de ellos; esta indiferencia sumada al desprecio que durante
siglos se ha tenido hacia el indígena, nos ha llevado a distanciarnos cada día
más de ellos, les hemos arrinconado. Cuando nos dimos cuenta de la riqueza del
subsuelo, rico en petróleo y minerales, decidimos arrebatarle sus
tierras a nuestro antojo, nos dedicamos a construir represas y otras
instalaciones en su hábitat, de esta manera los desplazamos condenandolos al abandono.
El indígena americano ante esta
situación ha tenido que huir a parajes recónditos, se ha internado cada vez más
en la selva en terrenos sin las condiciones ideales para su supervivencia. En
el peor de los casos, ante nuestro acoso, no ha tenido otra opción que dejarse
encontrar (para su desdicha y en detrimento suyo) cada vez más nos hemos
aprovechado de su supuesta ignorancia y los hemos convertido nuevamente en
esclavos nuestros. Vemos como personas inescrupulosas los traen a las grandes
ciudades abandonándolos a su suerte, como consecuencia de ello
terminan convertidos en indigentes, vejados y humillados una vez más.
Si pensamos un poco en su sentir, en el
sentido que para ellos tiene la vida, la preservación de la naturaleza, de la
Pacha mama, tal vez podamos comprender que es necesario preservarlos como una
cultura ancestral que no destruye, que solo desea seguir conservando sus
costumbres. Podemos ayudarlos sin querer moldearlos y cambiarlos a nuestro
antojo.
1 comentario:
es muy sierto y si seguimos a si vamos a acabar con ellos
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