Fragmento del cuento infantil LUCRECIA ENLA MOMTAÑA - ilustración con ratón.
(...) Lucrecita era libre allá arriba, se le pasaban las horas sin darse cuenta; al percatarse que atardecía, se apresuraba y corría camino abajo aunque casi siempre se le hacía de noche en el camino y se asustaba. Ella solo quería traer regalos a sus hermanos, ellos siempre aguardaban impacientes su llegada para escoger cada uno su obsequio. Una tarde como siempre, subió sola y le llegó el atardecer en lo alto de la montaña, oscureció de pronto. Ella comenzó a correr tratando de llegar al valle con luz de la tarde. Repentinamente percibió el gimoteo de un niño, se detuvo para ver de donde provenían esos chillidos pero no oyó nada, caminó despacio por el matorral y no encontró a nadie, solo un silencio raro, sin trinos de pájaros ni resonancias de grillos. Esperó un ratito hasta que de pronto la poca luz del sol agonizante que aún quedaba,desapareció, llegó súbita la noche, más rápido de lo esperado, el tiempo había pasado sin que Lucrecia lo percibiera. Arrancó a correr y nuevamente oyó el llanto del niño; aminoró el paso y también se aplacó el gemido; corría y el niño sollozaba, se detenía y el infante dejaba de lloriquear. ¡Oscuridad, lamento, sobresalto, susto!. Carrera montaña abajo, soltó los regalos del día y el haz de leña voló por los aires. Llegó al pueblo jadeante, con los ojos desorbitados, sin nada en las manos, solo traía una historia fantástica que contar y que por supuesto su madre no creería, aunque estaba segura que los niños sí darían crédito a cada una de sus palabras, eso era lo único que le importaba en ese momento, contar esa extraña vivencia a sus hermanos(...)
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